
Kinesiofobia e inestabilidad anterior de hombro
Kinesiofobia e inestabilidad anterior de hombro. Retorno al deporte
El camino de un deportista hacia la recuperación tras una cirugía de estabilización de hombro suele ser desafiante y, en ocasiones, complejo. Aunque las técnicas quirúrgicas como la reparación artroscópica de Bankart o el procedimiento Bristow-Latarjet han demostrado ser efectivas para restaurar la estabilidad de la articulación, el regreso al nivel deportivo previo no está garantizado. ¿Por qué ocurre esto? A menudo, las razones van más allá de lo físico y se adentran en el terreno psicológico, donde la kinesiofobia, o el miedo al movimiento, juega un papel determinante.
El impacto del miedo al movimiento en el retorno deportivo
Imagina a un deportista, físicamente preparado, mirando al campo desde la línea de banda. Todo parece estar en su lugar: la fuerza, la estabilidad y el control han sido restaurados. Sin embargo, algo lo detiene. La kinesiofobia, definida como el miedo al movimiento por la percepción de que puede causar daño o recaídas, no solo bloquea la confianza del paciente, sino que también se convierte en una barrera que afecta su capacidad para retornar al deporte.
Este temor puede manifestarse de varias maneras:
- Evitación de actividades deportivas: Incluso tras una rehabilitación exitosa, muchos pacientes optan por no regresar a sus actividades habituales, temiendo una nueva lesión.
- Cambios psicológicos y fisiológicos: El miedo al movimiento puede generar un aumento en la tensión muscular (conocido como guardia muscular), que afecta negativamente tanto el rendimiento como la función articular.
- Percepción de la función articular: Los pacientes con altos niveles de kinesiofobia suelen percibir su hombro como menos funcional, lo que perpetúa un ciclo de miedo y evitación.
Hallazgos recientes: ¿qué nos dicen los estudios?
Un estudio reciente abordó esta relación entre la kinesiofobia y el retorno al deporte después de cirugías de estabilización del hombro. Los resultados fueron reveladores:
- Retorno al deporte: Solo el 47% de los pacientes logró retomar el nivel deportivo previo a la lesión. Aquellos con mayores niveles de kinesiofobia tenían significativamente menos probabilidades de regresar.
- Evaluación psicológica mediante la escala Tampa de kinesiofobia (TSK): Los pacientes que no regresaron al deporte mostraron puntuaciones más altas en esta escala, siendo las subescalas de "evitación de actividad" y "miedo al daño físico" las más vinculadas con la falta de retorno.
- Percepción de la función del hombro: Los pacientes que retomaron sus actividades reportaron mejores puntuaciones en el índice Western Ontario Shoulder Instability (WOSI), lo que refleja una percepción más positiva de la funcionalidad de su articulación.
De la evidencia a la práctica: implicaciones clínicas
Estos hallazgos destacan la importancia de abordar el miedo al movimiento como parte integral de la rehabilitación postquirúrgica. Ignorar la kinesiofobia no solo limita el éxito del tratamiento, sino que perpetúa la percepción de disfunción y dificulta el retorno deportivo, incluso en pacientes físicamente recuperados.
¿Cómo podemos afrontar este desafío? A continuación, algunas estrategias respaldadas por la evidencia:
- Intervenciones psicológicas: La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una herramienta valiosa para ayudar a los pacientes a identificar y modificar pensamientos disfuncionales relacionados con el movimiento y el miedo a la recaída.
- Educación del paciente: Explicar detalladamente los beneficios del movimiento y el bajo riesgo de recaídas tras una rehabilitación adecuada puede disminuir la ansiedad.
- Exposición progresiva: Introducir ejercicios funcionales gradualmente en entornos controlados permite al paciente ganar confianza en su hombro y en sus capacidades.
- Monitoreo continuo: Herramientas como la escala Tampa de kinesiofobia deben utilizarse regularmente para evaluar el progreso psicológico del paciente y ajustar las intervenciones cuando sea necesario.
Conclusión
La rehabilitación de la inestabilidad anterior de hombro no puede centrarse únicamente en el componente físico. Ignorar el aspecto psicológico, especialmente la kinesiofobia, significa subestimar un factor crucial en el éxito del tratamiento.
Abordar el miedo al movimiento mediante enfoques multidisciplinarios que combinen intervenciones físicas y psicológicas puede marcar la diferencia entre la frustración y el éxito. En última instancia, entender que el retorno al deporte no depende únicamente del estado físico, sino también de la fortaleza mental, es el primer paso para ayudar a los pacientes a superar esta barrera y recuperar su nivel deportivo previo.