
Mitos y realidades de la tendinopatía glútea
Durante años, el dolor en la cara lateral de la cadera ha estado rodeado de interpretaciones poco precisas que han condicionado su tratamiento de forma inadecuada. Afortunadamente, la evidencia científica actual nos permite romper con esos mitos y avanzar hacia un enfoque más efectivo y fundamentado.
Este artículo recoge los principales errores de interpretación clínica sobre la tendinopatía glútea y los contrasta con la realidad actual, ofreciendo pautas prácticas para su abordaje.
Mito 1: El dolor trocantérico equivale a una bursitis inflamatoria
La bursitis trocantérica aislada es poco frecuente. En la mayoría de los casos, el dolor lateral de cadera tiene su origen en una tendinopatía del glúteo medio y/o menor. Aunque puede haber cierta distensión de la bursa, los estudios histológicos no muestran un proceso inflamatorio típico. Por tanto, el tratamiento debe dirigirse al tendón, no a la bursa.
Implicación clínica: Las estrategias pasivas como las infiltraciones con corticoides no deben ser la primera opción. El tratamiento debe centrarse en la educación, la gestión de la carga y el ejercicio terapéutico.
Mito 2: Es una patología exclusiva de mujeres posmenopáusicas
Aunque es más prevalente en mujeres de este grupo, también puede aparecer en hombres, mujeres jóvenes, personas con displasia acetabular, artrosis de cadera o tras una prótesis total de cadera.
Implicación clínica: No hay que excluir este diagnóstico en hombres ni en mujeres jóvenes, especialmente en el posparto o en deportistas que someten a mucha carga al complejo glúteo.
Mito 3: La palpación del trocánter mayor es suficiente para el diagnóstico
La palpación tiene buena sensibilidad, por lo que puede ser útil para descartar, pero su especificidad es baja. Para mejorar la precisión diagnóstica es necesario combinarla con pruebas funcionales como el Single Leg Stance Test (30 segundos) o la abducción resistida de cadera.
Mito 4: El diagnóstico debe basarse en pruebas de imagen
Hasta un 88 % de las caderas asintomáticas muestran alteraciones estructurales en resonancia magnética. Por ello, la imagen debe interpretarse siempre dentro del contexto clínico y no utilizarse como única base para el diagnóstico o el tratamiento.
Mito 5: Es una condición autolimitada
En ausencia de intervención activa, cerca del 50 % de los pacientes no se recupera después de un año. Además, se ha observado que esta tendinopatía puede preceder o coexistir con artrosis de cadera, lo que refuerza la importancia de una actuación precoz.
Mito 6: El problema es una banda iliotibial corta, que hay que estirar
No hay evidencia que relacione la longitud de la banda iliotibial con el desarrollo de tendinopatía glútea. Además, los estiramientos en aducción pueden aumentar la carga compresiva sobre el tendón, lo cual puede agravar los síntomas.
Mito 7: La infiltración con corticoides es el tratamiento de elección
Aunque los corticoides pueden aliviar a corto plazo, sus efectos a largo plazo son similares al enfoque de “esperar y observar” y claramente inferiores a un buen programa de ejercicio con educación. Además, pueden deteriorar la integridad del tendón y favorecer conductas de dependencia clínica.
Mito 8: El ejercicio tipo “clam” es el más indicado
Los ejercicios tipo clamshell activan muy poco el glúteo medio y menor, y pueden generar fricción y compresión en la zona del trocánter mayor, lo cual no solo es ineficaz sino que puede agravar los síntomas.
Opciones más recomendables:
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Ejercicios isométricos de abducción.
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Sentadillas laterales, step-downs y patrones de bisagra de cadera.
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Progresiones funcionales que mantengan el control del plano frontal.
Mito 9: Cualquier rotura tendinosa requiere cirugía
Muchas roturas parciales, e incluso completas, pueden tratarse con éxito mediante una rehabilitación bien estructurada. La cirugía solo debe contemplarse cuando, tras al menos tres meses de tratamiento activo, persisten déficits funcionales graves, como un signo de Trendelenburg evidente o una debilidad muscular inferior a 4/5.
¿Cómo se aborda clínicamente una tendinopatía glútea?
Evaluación
Es importante realizar una entrevista clínica cuidadosa para identificar signos clave como dolor al estar de lado en la cama, al caminar, al subir escaleras o al permanecer de pie sobre una sola pierna.
Se deben combinar pruebas específicas (palpación, Single Leg Stance Test, resistencia a la abducción) y descartar otras causas como dolor lumbar referido, artrosis o neuropatías periféricas.
Tratamiento
La base del tratamiento debe ser activa. El paciente debe entender su condición y aprender a regular la carga de manera progresiva. Algunas recomendaciones básicas incluyen:
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Evitar posturas mantenidas en aducción (como cruzar las piernas o dormir de lado sin apoyo entre las rodillas).
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Progresar la carga de entrenamiento de forma controlada (idealmente menos del 10 % por semana).
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Aplicar un programa de ejercicio adaptado, que incluya:
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Isometrías de abducción en decúbito.
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Control del plano frontal en tareas funcionales.
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Trabajo de control de tronco y pelvis.
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Pliometría, si el estado del paciente lo permite.
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Otras consideraciones clínicas
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No hay suficiente evidencia para recomendar de forma generalizada el uso de ondas de choque o plasma rico en plaquetas (PRP).
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En mujeres posmenopáusicas, si no hay mejora con la rehabilitación, puede valorarse apoyo hormonal.
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La derivación a cirugía debe ser el último recurso, siempre tras un mínimo de 12 meses de tratamiento conservador bien planificado.
Conclusión
La tendinopatía glútea no es una bursitis, no afecta exclusivamente a mujeres, ni se resuelve sola. Tampoco se trata con estiramientos o ejercicios poco exigentes como los clams. El abordaje más eficaz es activo, individualizado y centrado en el movimiento. Como profesionales de la salud, es nuestra responsabilidad dejar atrás los mitos y aplicar intervenciones que realmente marquen la diferencia en la calidad de vida de nuestros pacientes.