
Tendinopatía isquiática. Tratamientos más eficaces
La tendinopatía isquiática proximal (PHT) es un trastorno doloroso que afecta el tendón en la inserción proximal de los isquiotibiales, particularmente común en corredores de larga distancia, velocistas, ciclistas y atletas que efectúan cambios bruscos de dirección. Además, puede impactar a individuos que pasan largos periodos de tiempo sentados.
Considerando su carácter crónico y su repercusión funcional, el manejo de la PHT representa un reto importante. En este texto, analizaremos las estrategias terapéuticas más eficaces apoyados en la evidencia más reciente, ofreciendo información específica acerca del ejercicio isométrico, la terapia con láser de alta potencia (HPLT) y otros enfoques.
Factores de riesgo de la PHT
La evolución de esta patología está vinculada con varios factores, incluyendo:
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El exceso reiterado de carga en el tendón: habitual en corredores y velocistas.
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Conservar una posición de flexión de la cadera de forma prolongada: como suele suceder en ciclistas o individuos con tendencia a la actividad sedentaria.
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Debilidad o ausencia de control motor en la musculatura del área lumbopélvica.
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Cambios degenerativos del tendón, relacionados con el envejecimiento y el sobreuso.
1: Terapia activa: ¿Qué Protocolo es el más Beneficioso?
La actividad física es el pilar esencial en la rehabilitación de la PHT. Sin embargo, no todos los programas proporcionan las mismas ventajas durante el proceso de rehabilitación. Estudios recientes han establecido que los parámetros siguientes son los más eficaces:
Los ejercicios isométricos han tenido la capacidad ser efectivos para mitigar el dolor de manera rápida, debido su efecto analgésico en el tendón. De acuerdo con investigaciones recientes, los protocolos más sugeridos comprenden:
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Prensa isométrica de pierna con flexión de rodilla de 70° a 90°: 5 repeticiones de 45 segundos cada una.
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Puente unipodal de cadera en isometría: tres series de 30 segundos para cada una de las piernas.
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Pause Nordic Hamstring: Preservar la etapa de descenso entre 3 y 5 segundos antes de volver a la posición inicial.
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Estas actividades deben llevarse a cabo cinco veces a la semana durante las primeras dos a tres semanas, con un avance progresivo hacia tareas isotónicas.
2. Terapia de Alta Potencia con Láser (HPLT)
El láser de alta potencia (HPLT) ha demostrado resultados positivos en cuanto a la disminución del dolor y la mejora funcional. Una investigación reciente informó:
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Reducción del dolor en un 61,26% después de tres semanas de terapia.
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Aumento del 13,18% en la fuerza isocinética de los isquiotibiales.
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Mayor efectividad frente al ultrasonido terapéutico y el calor húmedo.
En resumen: El HPLT es una opción eficaz para la gestión del dolor, sin embargo, debe ser complementado con actividad física para alcanzar mejoras funcionales duraderas.
3. Terapia de Choque con Ondas (ESWT)
Las ondas de choque extracorpóreas (ESWT) se han empleado en diversas tendinopatías, presentando resultados variados en la PHT:
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Investigaciones actuales indican que la ESWT en combinación con actividad física es más eficaz que el ejercicio en sí mismo.
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Minimiza el dolor y potencia la función en pacientes que presentan síntomas constantes.
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Se ha demostrado que las infiltraciones de PRP son más eficaces en la reducción del dolor a largo plazo.
En resumen: Puede resultar una alternativa beneficiosa en pacientes que no responden al tratamiento tradicional, particularmente cuando se integra con un programa de actividad física gradual.
4. Infiltraciones de Plasma Rico en Plaquetas (PRP) y Corticoides
El empleo de infiltraciones continúa siendo un ámbito de discusión:
PPR: Es posible que promueva la regeneración del tendón, sin embargo, las investigaciones indican que su efectividad no supera al ejercicio terapéutico.
Corticoides: Proporcionan alivio inmediato, sin embargo, su empleo reiterado puede debilitar el tendón y incrementar la probabilidad de degeneración.
En resumen: No deben ser tratamientos primordiales y se aconseja su aplicación únicamente en situaciones que no han reaccionado a la terapia conservadora.
5. Evaluación de medidas conservadoras
Una reciente revisión sistemática contrastó diversas intervenciones conservadoras para la PHT, determinando que:
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El tratamiento con ejercicio terapéutico continúa siendo el más respaldado en cuanto a eficacia y seguridad.
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La terapia manual puede ser un añadido positivo, pero no debe sustituir la actividad física.
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Los tratamientos pasivos (electroterapia, ultrasonido) poseen un efecto restringido en la rehabilitación funcional y deberían considerarse como secundarios.
En resumen: La estrategia más efectiva consiste en fusionar un programa de actividad física bien organizado con terapias complementarias en función del progreso del paciente.
¿Cuándo se considera el procedimiento quirúrgico?
El procedimiento quirúrgico está indicado para pacientes con síntomas que persisten por más de 6-12 meses, que no responden al tratamiento conservador. Se pueden llevar a cabo:
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Tenotomía parcial en situaciones avanzadas de tendinosis.
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Reconstrucción del tendón y fortalecimiento mediante injertos en lesiones crónicas.
Los resultados varían y necesitan una rehabilitación prolongada para restablecer la función.
Conclusión: ¿qué tratamiento es el más efectivo?
El manejo de la tendinopatía isquiática requiere un tratamiento personalizado y gradual. De acuerdo con la evidencia presente:
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El ejercicio gradual constituye el fundamento del tratamiento y la intervención con resultados más favorables. Las ondas de choque y láser de alta potencia pueden ser beneficiosas como adicional en situaciones de dolor constante.
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No deben ser las infiltraciones la primera alternativa y deben reservarse para situaciones particulares.
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El tratamiento pasivo únicamente posee un efecto restringido, por lo que no se debe emplear de manera individual.
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La intervención quirúrgica es el último remedio y solo debe tomarse en cuenta en situaciones en las que no haya funcionado el tratamiento conservador.